El nombre de las notas musicales
¿Alguna vez te has preguntado por qué cada uno de los sonidos de nuestro sistema musical tienen asignados un nombre monosilábico? En otras palabras, ¿por qué DO es DO, RE es RE o LA es LA?
Conviene recordar que, durante muchos años, los conocimientos musicales eran transmitidos única y exclusivamente de forma oral en los monasterios, no existía un código escrito por el cual preservar la música.
No fue hasta que Guido d’Arezzo (991-1033 aproxidamente), un monje benedictiano profesor de canto, constituyó un sistema para representar la altura de los sonidos mediante cuatro líneas paralelas horizontales, rectas y equidistantes entre sí que conocemos como tetragrama (y que con los años acabaría evolucionando en lo que hoy conocemos como pentagrama) lo cual supuso sin duda una auténtica revolución dentro de la música para la conservación y la transmisión musical.
Historia del nombre de las notas musicales
Pero vayamos a lo que nos ocupa, debemos recordar que desde el siglo VIII d.C. los intercambios culturales y comerciales con el mundo árabe eran una constante, no siendo menos la música.
Fue en los escritos que se conservan del califa Al-Mamún (786-833) donde las notas musicales ya eran referenciadas con el propio alfabeto árabe (ﻡ mīm, ﻑ fāʼ, ﺹ ṣād, ﻝ lām, ﺱ sīn, ﺩ dāl, ﺭ rāʼ), fórmula que de algún modo copió “a su manera” el mundo cristiano.
Más en concreto, fue Pablo el Diácono quien a través del poema titulad Ut quant laxis (también conocido como Himno a San Juan Bautista), comenzó cada verso con cada una de las sílabas musicales antes mencionadas, comenzando por “UT” en vez de lo que actualmente conocemos como DO.
“Ut queant laxis
resonare fibris
mira gestorum
famuli tourum
solve polluti
labii reatum
Sanct Joannes”
El poema puede traducirse del siguiente modo: “Para que tus siervos puedan exaltar a pleno pulmón las maravillas de tus milagros, perdona la falta de labios impuros, San Juan”.
Volvemos de nuevo a Guido d’Arezzo, quien encontró en este poema de Pablo el Diácono una herramienta mnemotécnica muy útil para sus “pupilos”, que cantarían cada uno de los versos de este poema comenzando por cada nota musical sirviéndoles para memorizar su altura (en la cual aún no se incluía SI). Se estima que el resultado sería el siguiente:
Añadir que, siglos después, Anselmo de Flandes añadiría la nota de SI y Giovanni Battista Doni cambiaría la sílaba UT por DO para facilitar las lecturas en solfeo.
¿Por qué se utilizan las notas del alfabeto en el sistema anglosajón?
En último lugar, muchos habréis caído en la cuenta de que la notación anglosajona no utiliza sílabas, sino las letras del alfabeto. Esta costumbre proviene desde la antigua cultura helénica, quienes ya utilizaron las letras del alfabeto para identificar los sonidos musicales.